21 mayo 2007

Tarzānes dela rēd, de hipervīnculo en hipervīnculo.

Ūn mār de informaciōn. I algūnos en verdād navēgan, ōtros dīcen escribīr bitācoras i ōtros crēn leērlas. Ōtros se piērden en la sēlva. Hāi que vēr cōmo nos gūstan las metāforas. Nō sē si decīr “el hōmbre no serīa nāda sin metāforas” ēs demasiādo, pero desde luēgo que las pasarīa mūi pūtas. O al mēnos las hubiēra pasādo, en tiēmpos lejānos. Tiēmpos en los que las metāforas nō se llamāban asī. Se llamāban mītos, o incluso tiēmpos en los que los mītos se llamāban leiēndas, o incluso tiēmpos en los que las leiēndas se llamāban hēchos. Ahī sī que habrīa sīdo jodīdo vivīr sin metāforas. Imposīble explicār el por quē de la nōche i el dīa sin utilizār ūna sōla metāfora.

Buēno imposīble nō, los cientīficos se hān dedicādo siēmpre a resolvēr qüalquiēr qüestión que necesitāse de una metāfora. Menūda fōrma tān antiestētica de tocār los cojōnes, de negār un trocīto de imaginaciōn colectīva.

1 comentario:

tayler durden dijo...

los cientificos se han...

es la verdad más contundente que he oido en muchisimo tiempo. creo que nadie antes me lo había explicado mejor. debería decirselo a mi profesor de primaria de ciencias. de´beríamos tenerlo todos claro.
te veo en forma tio. buenos abdominales los tuyos.
un abrazo.